La cojera en las patas delanteras es uno de los motivos de consulta más habituales en la clínica veterinaria, especialmente en perros de razas grandes y gigantes. Entre las causas más frecuentes destaca la enfermedad del compartimento medial (ECM) del codo, un problema ortopédico complejo que puede afectar de manera importante a la calidad de vida de los pacientes.
La ECM no es una única lesión, sino un conjunto de alteraciones que dañan la parte interna (medial) del codo, generando dolor, inflamación y desgaste progresivo de la articulación.
En este artículo te explicamos en qué consiste, qué la provoca, cuáles son sus signos clínicos y qué opciones de tratamiento existen.
La articulación del codo está formada por tres huesos: el húmero, el radio y el cúbito (ulna). Para que el movimiento sea normal, estos huesos deben encajar perfectamente y distribuir las cargas de manera equilibrada.
Cuando existe un problema en la alineación o en la congruencia del codo, la mayor parte del peso se concentra en el compartimento medial, es decir, en la parte interna de la articulación. Esta sobrecarga anormal da lugar a un daño progresivo en el cartílago y en las estructuras óseas de esa zona.
Por eso, la ECM se considera una enfermedad de origen biomecánico: el problema surge de cómo se distribuyen las fuerzas dentro de la articulación, y no únicamente de una lesión aislada.
Dentro de la enfermedad del compartimento medial se pueden encontrar diferentes lesiones, que a menudo se combinan:
Fragmentación del proceso coronoides medial (FPMC)
Osteocondritis disecante (OCD)
Fisuras o microfracturas del coronoides
Incongruencia del codo
No unión del proceso ancóneo (NUPA)
Esclerosis del hueso subcondral
Daño en el cartílago
Lesiones de la tróclea humeral
Osteoartritis
Todas ellas forman parte de lo que comúnmente se denomina displasia de codo, una de las principales causas de cojera en perros jóvenes y adultos.
Aunque puede afectar a cualquier perro, la ECM es mucho más frecuente en:
Razas grandes y gigantes como Pastor Alemán, Labrador Retriever, Golden Retriever, Rottweiler, San Bernardo o Mastín.
Perros en fase de crecimiento rápido, especialmente entre los 4 y 12 meses.
Machos ligeramente más que hembras, según algunos estudios.
Pacientes con predisposición genética o historial familiar de displasia de codo.
No obstante, en muchos casos los signos clínicos no se manifiestan hasta que el perro ha alcanzado la madurez, cuando el daño en el cartílago ya es considerable.
Los tutores pueden observar en sus perros signos como:
Cojera intermitente o continua en las patas delanteras.
Dificultad para levantarse tras el descanso.
Dolor al mover el codo o al palpar la articulación.
Disminución de la actividad física y rechazo al ejercicio.
Rigidez, especialmente después de periodos de reposo.
En fases avanzadas puede desarrollarse osteoartritis, lo que agrava la limitación del movimiento y el malestar del animal.
El diagnóstico debe realizarlo un veterinario especializado en ortopedia mediante:
Exploración clínica detallada.
Pruebas de imagen como radiografías, TAC o artroscopia.
Evaluación de la congruencia articular y del eje mecánico del miembro.
Un diagnóstico temprano es clave, ya que permite planificar el tratamiento antes de que la enfermedad avance demasiado.
El abordaje de la ECM dependerá de la edad del paciente, el tipo de lesiones y el grado de degeneración articular. Entre las opciones más habituales se encuentran:
Tratamiento médico: control del dolor con analgésicos, antiinflamatorios, fisioterapia y control del peso. Es útil en casos leves o en perros en los que la cirugía no es viable.
Cirugía artroscópica: permite eliminar fragmentos sueltos y valorar directamente el estado del cartílago.
Técnicas correctivas como la osteotomía deslizante de húmero (SHO): en perros con desviación mecánica del húmero, esta cirugía redistribuye las cargas del codo, aliviando la presión sobre el compartimento medial y favoreciendo la regeneración del cartílago.
La SHO es especialmente relevante porque, a diferencia de otras técnicas, corrige el origen biomecánico del problema, lo que mejora los resultados a largo plazo.
El pronóstico de los perros con ECM depende del grado de afectación y del momento en que se realice la intervención. Cuanto antes se diagnostique y se trate, mejores serán las posibilidades de recuperar movilidad y reducir el dolor.
Con un tratamiento adecuado, muchos perros pueden llevar una vida activa y con buena calidad durante años.
Para los tutores es fundamental entender que la ECM no es una lesión pasajera, sino un problema estructural que tiende a empeorar con el tiempo. El diagnóstico precoz, la intervención veterinaria especializada y, en muchos casos, la cirugía son claves para mejorar el pronóstico.
Seguir las recomendaciones sobre peso, ejercicio y rehabilitación forma parte esencial del tratamiento.
La enfermedad del compartimento medial de codo en perros es un problema ortopédico complejo que combina distintos tipos de lesiones y cuya causa principal es una sobrecarga biomecánica en la articulación. Aunque puede ser grave, los avances en diagnóstico y cirugía han abierto la puerta a tratamientos cada vez más efectivos, como la SHO.
Si eres tutor de un perro y sospechas que puede padecer este problema, no dudes en consultar con tu veterinario para valorar el caso y encontrar la mejor solución para tu mascota.
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