Encontrar un animal herido en la calle puede ser una situación impactante. Si parece tener una pata rota o muestra signos de dolor al caminar, es natural querer ayudar, pero también es importante saber cómo actuar correctamente para proteger tanto al animal como a ti mismo. En este artículo te explicamos los pasos clave que puedes seguir si te encuentras con un perro o gato con una posible fractura en la vía pública.
Aunque el diagnóstico solo puede hacerlo un veterinario, algunos signos pueden hacerte sospechar que el animal tiene una fractura:
Cojera evidente o incapacidad para apoyar una pata.
Pata colgando, deformada o en una posición anormal.
Reacción de dolor al intentar moverse.
Ladridos, maullidos o gemidos inusuales.
Intento de esconderse o mostrarse agresivo por miedo.
Recuerda que el dolor puede hacer que incluso los animales más dóciles reaccionen con miedo o agresividad.
Si es seguro hacerlo, y sin poner en riesgo tu integridad ni la del animal:
Acércate con calma y precaución.
Habla en voz baja. No todos los animales callejeros están acostumbrados al contacto humano. Un animal herido puede sentirse vulnerable y reaccionar de forma imprevisible.
Evita manipular la pata.
No intentes colocar férulas o “curarlo” tú mismo. Manipular la fractura sin conocimientos puede causar más dolor o complicaciones.
Llama a una protectora, clínica veterinaria o servicio municipal.
Muchas ciudades tienen protocolos para animales heridos. Puedes buscar el contacto de una protectora local o llamar a la policía municipal para que activen el protocolo correspondiente.
Si puedes transportarlo de forma segura, hazlo.
Usa una manta, caja o transportín para evitar movimientos bruscos. Llevarlo directamente a una clínica veterinaria puede ser la forma más rápida de que reciba atención.
Valora quedarte como responsable temporal.
En muchos casos, si el animal no tiene identificación y no hay recursos inmediatos, puedes ofrecerte como responsable temporal, al menos durante el periodo de atención médica inicial.
No lo obligues a caminar.
No intentes arreglar la fractura por tu cuenta.
No administres medicamentos humanos.
No lo dejes sin atención si has confirmado que está herido.
Actuar con empatía no implica hacerlo solo: busca siempre el apoyo de veterinarios o entidades especializadas.
El veterinario evaluará el estado general del animal y confirmará si tiene una fractura mediante una exploración y pruebas de imagen (como radiografías).
El tratamiento puede incluir reposo, inmovilización o cirugía, dependiendo del tipo de fractura. En los casos más graves, es posible que se utilicen implantes veterinarios, como placas bloqueadas o tornillos especialmente diseñados para animales.
Muchas clínicas colaboran con protectoras y asociaciones para tratar estos casos con tarifas reducidas o a través de campañas solidarias.
Si el animal tiene chip, se contactará con su tutor.
Si no tiene identificación, es posible que pase a custodia de una protectora.
También puedes iniciar un proceso de acogida o adopción, si estás en condiciones de ofrecerle un hogar temporal o definitivo.
Si encuentras un perro o gato con una posible fractura en la calle, tu intervención puede marcar la diferencia. Actuar con prudencia, buscar ayuda veterinaria y contactar con protectoras son los pasos más responsables.
La atención profesional es clave para que ese animal reciba el tratamiento adecuado y pueda recuperarse.